Los rumbos que adoptamos con el barco de vela, respecto al viento que incide sobre él, reciben los siguientes nombres:
- de ceñida: Consiste en navegar con el menor ángulo posible contra la dirección del viento. En función del barco, del aparejo y de las velas, el rumbo de ceñida puede variar entre los 40º y 45º. No se puede navegar con los barcos habituales con menor ángulo respecto al viento, las velas flamearán. Con el rumbo de ceñida las velas irán más cercanas a la línea de crujía, con las escotas muy cazadas. Una ceñida al mínimo de ángulo se denomina ceñida a rabiar. Para poder navegar en contra de la propia dirección del viento, debemos ir cambiando el rumbo de ceñida de una amura a otra, tal y como veremos más adelante
- a un escuartelar: aumenta el ángulo del viento un poco más desde el de ceñida, más o menos a unos 60-70º respecto al viento. También podemos decir que es un ángulo intermedio entre un rumbo de ceñida y el siguiente rumbo, el de través. Las velas van algo más abiertas que en rumbo de ceñida y las escotas más amolladas.
- de través: el ángulo de incidencia del viento es de 90º, lo recibimos por el través del barco. Las velas las mantenemos más abiertas. El extremo de la botavara estará sobre el través del barco. Hasta este momento los rumbos erán contra el viento, a partir de aquí los vientos son portantes
- a un largo: el ángulo de incidencia del viento es de unos 120º con respecto a la línea de crujía. Ya llevamos un rumbo portante, las escotas estarán amolladas para abrir más las velas, la mayor saldrá fuera del barco.
- de aleta: formaremos un ángulo de unos 150º respecto al viento. Amollaremos más las velas
- de popa redonda: el viento entra por nuestra popa y navegamos en la misma dirección del viento, es decir, a 180º de la dirección del viento. Para navegar rumbo de popa redonda, se largan las escotas y velas al máximo. A veces podemos colocar la vela de proa a una banda y la mayor a otra, esto recibe el nombre de navegar a orejas de burro.
Hay una serie de reglajes básicos que hay que realizar en las velas para adaptarse a cada rumbo. Además hay que realizar continuamente una serie de ajustes más finos para asegurar el correcto trimado de las velas. Así podremos sacar el máximo partido en cada momento al barco, adaptándonos a las variaciones de viento y mar.
Cada uno de los rumbos respecto al viento tiene unas ventajas y unos inconvenientes, en conjunción con la situación de viento, mar y otras circustancias que deben conocerse para decidir el rumbo a seguir.

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